11 marzo, 2012

Carta al querido Cacho El Kadri


¡Que hacés Cacho! No tuve la suerte de conocerte en persona, por mi edad sufrí los noventas y el silenciamiento histórico hacia personas tan importantes como fuiste vos. Te descrubrí tardíamente cuando leí el maravilloso libro de Anguita y Caparrós "La Voluntad", donde vos con una serie de militantes contaban su experiencia militante durante los sesenta y los setenta. Confieso la sorpresa que tuve al leer por primera vez tu nombre, fue como alguna vez me pasó con Cooke, pero el tuyo parecía escapado de alguna historia épica o de alguna novela de aventuras de Salgari... y muy lejos no estaba la percepción! Porque al saber tu recorrido, cómo defendiste las banderas del justicialismo, tus convicciones contra viento y marea, soportando la más feroz represión y violencia que se le puede hacer a un ser humano, no podía más que admirar tu valentía. 
Como te dije, crecí con los noventas y con ese desapego hacia cualquier tipo de ideales, me sentía huerfano o más bien, como aquel personaje de Woody Allen en "Midnight in Paris" que anhelaba vivir esa época dorada... bueno, la época que soñaba yo era tu época. Pero después apareció Néstor (un alumno tuyo según le dijo el propio pinguino a tu mamá durante tu velatorio) que junto a Cristina nos devolvió la militancia, el "creer", las convicciones, ese "deber" que bien sabías llevar vos a cuestas durante toda tu vida.
"El deber de Envar" ese era un título de un relato que había escrito y nunca logré darle forma. Un relato con ciertos ribetes fantásticos, porque tu vida tenía esa cosa cortazariana donde lo fantástico se cuela de repente en la realidad. Ahora ese "deber" tiene que ser más que un simple homenaje, porque ¿sabés algo? Ester siempre que ve a un pibe que milita dice que ve tu imagen reflejada y eso es una responsabilidad terrible. Porque como nos dijo ayer en una charla que pudimos hacer a tu memoria, estamos pasando un momento ideal que ustedes desgraciadamente no pudieron contar y por eso tenemos que prepararnos como militantes a la altura de la circunstancia. ¿Y qué mejor espejo para reflejarnos sino es bajo tu ejemplo de lucha? Porque fuiste una gran militante y sobre todo, una gran persona, solidaria, desinteresada (y si hilamos fino, para ser un gran militante hay que ser así)
No sabés qué bueno que estuvo ayer, tu amigo Roberto Baschetti se emocionó mucho poder asistir junto a tu mamá para hablarnos de vos (cuando nos contaron el "incidente" que tuviste con un caniche de Perón nos moríamos de risa pero, más allá de la anécdota graciosa, te retrataba de cuerpo entero: plantarte ante el líder cuestionando su directiva, pero sin perder la lealtad y el rumbo). Y tu mamá nos hablaba con el corazón, es tan guapa, tiene tanta garra y vitalidad que es envidiable. ¡Nos sabés cómo nos hizo piantar más de un lagrimón!
Te cuento todo esto, porque ayer le decía a Roberto qué necesario hubiera sido que estés junto a nosotros, serías un soldado de lujo de este proyecto, fuiste de esos cuadros incorruptibles y leales ante tanto veleta dando vuelta por ahí... ¡qué mano le darías a Cristina en este momento! Pero ahora estás con Néstor alentando desde arriba, y sé que estás junto a nosotros. Lo sé porque lo percibí ayer cuando terminó la charla y creo que todos nos fuimos siendo más conscientes, conscientes de que hay 30000 compañeros que tenemos que reivindicar siempre, que hay figuras como vos, como Troxler, Caride, Vallese y tantos más que tenemos que hacerlos sentir orgullosos porque nos están mirando, acompañando desde el mundo de los justos, de los soñadores, de los verdaderos peronistas.
Te mando un abrazo grande, de parte mía y de todos mis compañeros.

Julián Otal Landi 

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