20 septiembre, 2010

LOS LÁPICES ESCRIBEN LA HISTORIA

Por Sol Giles

Para los jóvenes, los “pibes” son nuestro orgullo.
Verlos renacer defendiendo sus derechos, sus banderas -como aquellos que dejaron la vida en la fatídica Noche de los Lápices- nos pone la piel de gallina. Pero lo que más emociona es presenciar la llegada de un nuevo actor político que crece a la altura de las circunstancias.
Recientemente los vimos reclamando por la mejora edilicia de sus colegios, por las becas y por una educación más digna, en detrimento de las políticas privatistas, elitistas y liberales de Mauricio Macri.
También los vimos en el acto de la Juventud que realizamos en el Luna Park, arengando más que ninguno, agitando los trapos, gastando sus gargantas e incluso lagrimeando por la dimensión de semejante fiesta.
Estaban felices. Saben que son parte de un proyecto que los incluye, los referencia y les abre las grandes puertas de la historia.
¿Hay algo mejor que la alegría política reflejada en el rostro de un pibe?
Horas después los vimos caminando por las calles, recordando a los compañeros que desaparecieron por pedir el boleto estudiantil y luchar por un país mejor y más justo. Así de simple y así de triste.
Son quienes tuvieron la suerte de nacer en democracia. Así como algunos conceptúan a una generación como los “hijos de los 90´”, podríamos decir que ellos son los “hijos del 2001”. Retienen en su reciente memoria política, un país deshecho, un Estado represivo y un cobarde presidente que huyó en helicóptero cuando las papas quemaban, pero empiezan a participar activamente y gestan su vida política a partir de un gobierno popular. Los pibes tienen memoria. Aún recuerdan a sus viejos contando las monedas para llegar a fin de mes, a sus abuelos sin jubilación y los ahorros familiares de toda una vida, acorralados en manos ajenas. Y quizás todo eso se les cruzó por la cabeza cuando veían salir a Néstor y a Cristina al escenario del Luna Park, o cuando hablaban sus referentes.
Tal vez el 14 no les alcanzaba la vista para abarcar semejante muchedumbre, como a muchos de nosotros, pero sí comprendieron con acertada mirada política la dimensión del hecho.
La apertura de las puertas del Luna Park fue casi un simbolismo: son las grandes alamedas por donde hoy pasan los grandes hombres nuevos. Estar allí fue un acto de amor y reconocimiento hacia un gobierno que jamás reprimió a los trabajadores, que jamás criminalizó la protesta, que tiene una fuerte política educativa, que condena a los genocidas del pasado, que incluye y fortalece la democracia a través de la Asignación Universal por Hijo, que desde el parlamento defiende fervientemente el Matrimonio homosexual y la igualdad de género, que fomenta la libertad de expresión y da pelea contra los grandes grupos concentrados de poder y comunicación que intentan mentir y manipular a nuestros compatriotas, que construye la Patria grande y reivindica a los silenciados héroes populares.
Hoy presenciamos un punto clave en la consolidación y profundización de este Proyecto: los pibes irrumpen en la política y nos llenan de oxigeno, incluso a aquellos que ya superamos una veintena de años. Nos alegran, se abren paso y construyen sin miedo y con hermosa rebeldía. Tenemos la posibilidad de forjar uno de los pilares que garantizará la continuación del Proyecto Nacional y Popular, el trasvasamiento generacional. Ellos nos tienen, nosotros los tenemos.
Sabemos que, necesaria y biológicamente, la verdadera transformación debe estar acompañada por tres factores: un Estado presente que dé respuesta a las necesidades de su pueblo, una masa trabajadora consciente y organizada y pibes que garanticen continuar y profundizar el proceso. En esos caminos andamos. Para los que no se dieron cuenta, volvimos. Y seremos millones.
¡Vamos los pibes!

1 comentario:

  1. ¡MUY BUENO COMPAÑERA!
    es bueno el eje que propones:el trasvasamiento generacional entre 2 generaciones muy cercanas,el cambio de paradigma político, producto de este proyecto, y el punto de inflexión que significó en todo esto el acto en el luna park.
    abrazo. diego.

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